El nuevo currículum para la Educación Secundaria se hizo público ayer. Esta normativa por la que se establece la ordenación y enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) entrará en vigor en el año académico 2022-2023, para los cursos primero y tercero de esta etapa, y, para los cursos segundo y cuarto, en 2023-2024.
La finalidad de estas reformas es ofrecer un modelo educativo con un enfoque más competencial: se busca reducir la memorización excesiva de datos inconexos. Se busca atajar el abandono escolar y la repetición de curso…buenas intenciones que no viene acompañadas de las medidas que realmente lo pueden hacer posible; disminución de ratios, aumento de Plantilla…en fin, mayor inversión en la educación Pública.
En un primer análisis de este nuevo currículum nos encontramos, una vez más, con un aumento de materias. Aunque las nuevas materias, como la Digitalización sean una realidad necesaria, no tiene sentido inundar al alumnado con más materias reforma tras reforma. La oferta formativa es excesivamente amplia y alguna de las materias ya se trabajan de manera transversal sin necesidad de ofertarlas como materia propia.
Nos sorprende de manera muy desagradable el ataque a las materias de Humanidades. Ya se ha ido hablando de la situación de ética pero ahora nos encontramos con la desaparición de Filosofía . El mal trato a la materia de Educación en Valores que no se determina en que curso se va a impartir, se deja en el aire para cada Centro
También sorprenden las nuevas medidas de cara a la Promoción, medidas con las que se busca enmascarar los datos de fracaso escolar. Medidas como contabilizar como una solo asignatura el tener la misma asignatura suspensa en distintos curso, la calificación no numérica…estas medidas solo buscan camuflar los malos resultados que reflejan los malos resultados de la educación española en los informes PISA.
Una de las novedades que nos deja este Real Decreto es que el número de suspensos no será el criterio determinante a la hora de promocionar de curso, sino que la decisión final estará en manos del profesorado. Esta decisión es difícil de valorar antes de ponerse en marcha pero se pasa a una evaluación más subjetiva, con unos ítems más subjetivos que una mera decisión basada en datos objetivos como el número de materias suspendidas.
Por último, desde CGT lamentamos que una vez más se pierda la oportunidad de sacar la Religión del currículum